Ofrecemos hoy una crítica del concierto de Ana Torroja en Bilbao el pasado 21 de agosto que apareció en deia.com.
We're enclosing today a review in Spanish of Ana Torroja's concert last August 21st in Bilbao from deia.com.
Ana 'contra' Mecano
Torroja triunfó ante 5.000 fans con sus canciones en solitario y del grupo, envueltas en aires rockeros
Los temas más aplaudidos fueron los del trío
Andrés Portero- Jueves, 23 de Agosto de 2012
BILBAO. La fuerza del destino y Me cuesta tanto olvidarte son dos de las míticas canciones de Mecano. Ambos títulos, que funcionan como declaraciones de principios para la cantante, sonaron en el concierto de Ana Torroja en el Espacio Karola, que vivió desahogado su recital con la presencia de poco más de 5.000 asistentes. Sea el destino o su calidad pop, la vocalista está predestinada a seguir recordando el repertorio de Mecano, incluidos Maquillaje y Mujer contra mujer. Ana, fibrosa en músculos y melosa en cuerdas vocales, compitió en Bilbao contra el recuerdo imborrable de Mecano con el sonido más directo y eléctrico de su carrera.
Ana Torroja denomina su gira actual Soy, título extraído de una canción de su último disco. Así, sin máscaras se mostró la veterana cantante ante sus fans, tratando de apuntalar su presente, en solitario desde hace década y media, pero sin renunciar a recordar su pasado porque resulta imposible y lo siente cercano y propio. Tras los precedentes de Pink Floyd y Queen en el equipo de sonido, el combate de Ana contra Mecano se inició con Soy, en plan meloso y la vocalista sonriendo al cantar "no hago más que disfrutar de lo que doy y me gusta tanto, tanto lo que soy".
Ana siguió con un Como sueñan las sirenas de leves aires étnicos y pronto sacó a relucir sus peculiares movimiento sedosos y sexys, demostrando que su voz sigue igual de dulce y aniñada cuando atacó Hoy ya no te quiero ante un público hasta entonces respetuoso -formado por jóvenes, mujeres, principalmente, y reforzado parejas con niños- que empezó a perder la compostura con La fuerza del destino, su primera concesión al antiguo trío, en la que Ana, tras el correspondiente "gabon", ensalzó a "esta maravillosa ciudad" y a "este enclave especial", y presentó el concierto como "un viaje por las emociones" cuyo fin era que "todos salgamos más felices de lo que entramos".
El combate no hizo sino recrudecerse a medida que avanzaba el recital. Temas propios como Partir, firmado por el vasco y líder de 21 Japonesas Txetxo Bengoetxea, encontraban su respuesta en Los amantes, esa balada de amor homosexual que es Mujer contra mujer, que Torroja acabó cantando, de forma íntima, sentada en un sofá, o el trágico relato de sangre y cuernos Cruz de Navajas, ya con los fans compitiendo en volumen vocal con la estrella, que se presentó con pañuelo festivo al cuello pero sin renunciar a su estética habitual. De hecho, llegó a cambiarse hasta cuatro veces de ropa -¡ni el baúl de la Piquer, vamos!- a lo largo de las dos horas de concierto, pasando de las transparencias y lentejuelas a un vestido de corte neorromántico y hasta otro ajustado que rivalizó por lo ceñido con la Norma Duval en plenitud y que dejó a la vista unos glúteos más duros que los bíceps de un estibador y unos músculos en la espalda marcados a fuego en el gimnasio.
Apoyada por una gran pantalla al fondo del escenario que alternaba la proyección de coloristas figuras geométricas, pájaros, instrumentos musicales o manos entrelazadas, y un sonido mejor que el de la noche anterior, Torroja hasta se colgó una guitarra eléctrica en 20 mariposas. El hecho no resultó baladí porque el repertorio, que incluyó momentos repletos de lírica en el arranque del medley de Quédate, Sentía, Naturaleza muerta y Aire, sonó, en general, diferente al de los discos y más rockero que nunca gracias al trabajo liderado por el bajista Mikel Irazoki, director musical de un grupo conciso al que contribuían un guitarrista, un batería… y sonidos pregrabados de trompeta, teclados y piano.
Tras el legendario Un año más, que cantó con la percusión de las palmas del público y una lluvia de confeti casi imperceptible -poco más de tres euros en un chino, seguro-, llegó la despedida con otra declaración de principios, el reciente Sonrisa. Pero ahí no quedó la cosa, ya que el largo bis, con la gente ya sin bridas, incluidos los miembros de seguridad, que sacaban hasta fotos y grababan videos, alternó éxitos propios como A contratiempo y No me canso, que dedicó a "quienes estáis ahí", con otra ración de Mecano formada por 7 de setiembre, un Maquillaje a ritmo de charlestón y un bailable, electrónico y funk Me colé en una fiesta, con bonitos efectos psicodélicos en la pantalla.
Quedó tiempo también para Barco a Venus y Me cuesta tanto olvidarte como sorpresa final, aderezado por un "Bilbo, hasta siempre". Por cierto, mucho antes (ejem) había interpretado Qué pesado, aquella de Nacho Cano cuyos versos decían "qué pesado, siempre pensando en el pasado". Ella no se dio por aludida y Mecano acabó ganando por k.o. a Ana.