El País ha dedicado un reportaje al vestuario que lleva Ana Torroja en su gira "Soy". Aquí está el artículo.
El Pais has devoted an article to the dresses that Ana Torroja is wearing in her tour "Soy". Here's the article in English.
En su armario me colé
Tenía 19 años cuando se puso ante una cámara por primera vez. Centenares de directos después, Ana Torroja sigue dando guerra, ahora con su gira Soy. Sus estilismos han sentado cátedra.
29 de abril de 2012
La chaqueta, las botas y los pantalones bombachos de Hoy no me puedo
levantar, las disparatadas hombreras de Me cuesta tanto
olvidarte, el body de las giras ochenteras, su arquetípico peinado
masculino… Ana Torroja es parte de la imaginería popular. Sus estilismos están
grabados en la retina y trazan una trayectoria del pop nacional. «Nunca he sido
mitómana. Pero sí amante de lo extranjero. Los viajes han sido
una inspiración estética para mí», admite.
Junto a Mecano, Torroja abrió una puerta a las tendencias y a los sonidos del
momento: desde los nuevos románticos al tecno pop y el synth pop. Incluso
recuperaron estilos anteriores. «Para los espectáculos, nos inspirábamos en Yes,
Jethro Tull o Pink Floyd. Nos encantaba el rock sinfónico».
Aparece con pantalones, camiseta y botas. «Las llevo en invierno y en verano;
haga frío o calor. Es lo más cómodo del mundo. El tacón estiliza pero
prefiero la comodidad a la feminidad».
El archivo de RTVE lo confirma. Antes de formar Mecano, Torroja y Nacho Cano
debutaron en el concurso Gente Joven (1979) con una versión de Al alba de Luis
Eduardo Aute. La madrileña lucía un mono vaquero con un cinturón amarillo. «No
era precisamente un look… Actuaba como corista, no podía destacar. Además,
entonces no pensábamos en la imagen. Éramos unos críos».
Se les ha acusado
de apropiación indebida. De estilismos, se entiende. Y de haberse colado en la
fiesta de los modernos (Alaska y los Pegamoides los llamaron advenedizos). «Todo
fue muy deprisa. Cuando nos [José María, Nacho Cano y ella] vimos en el meollo,
tuvimos que preocuparnos por la ropa. Y nos fijamos en el exterior; en Londres,
y en bandas como Depeche Mode, Duran Duran o Spandau Ballet». Y
tomaron conciencia de su imagen. «Es curioso, pero las botas de los nuevos
románticos han vuelto. Todo se recicla», opina.
Aunque no recuerde los nombres de los modistos, es un archivo andante.
«Guardo ilustraciones firmadas de trajes de mis giras y de Mecano. Son
verdaderas obras de arte». Lo conserva todo. Bueno, casi. «Hice una criba y
algunas cosas han desaparecido». El resto, duerme en cajas. «Cuando me mudé a
Londres, metí mis cosas en un trastero de alquiler. Ahí llevan desde entonces. A
lo mejor abro una y la ropa se convierte en polvo. Está ahí desde 1998; 14 años…
¡Qué horror!».
Tiene alma de costurera. «En los inicios de Mecano, lo hacíamos todo. No
contábamos con maquillador ni estilista. Yo tenía una costurera en casa,
Enriqueta; me ayudaba mucho». Salvo excepciones (Alvarado), nunca ha colaborado
con modistos célebres. «No me lo he podido costear», aclara. Pero sí ha comprado
en Dolce & Gabbana, Donna Karan y Roberto Cavalli. Y en
mercadillos. «Me encanta el vintage. Es un billete al pasado», afirma la
madrileña de 52 años.
Ha sufrido rotos y descosidos. «Estábamos en un frontón en los sanfermines.
No llevaba ropa interior. Sudé y me empapé. Se empezó a transparentar todo. El
público señalaba, ponía caras. Pero no había escapatoria; estaba arrinconada».
Le dejaron una chaqueta y aguantó el tipo. «En el Pabellón del Real Madrid se me
rajó el pantalón [1982]. Terminé la canción, me disculpé y ahí los dejé».
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