[Metrópoli de El Mundo] Dice que podría dar clases sobre cómo meterlo todo, cualquier cosa, en una maleta, más bien pequeña. Que, después de cantar, es lo que más hace. Maletas. "No hay un sólo día idéntico a otro en mi vida", dice. En sus viajes le acompañan libros. Clásicos de poesía española. El lobo estepario, de Herman Hesse. La última novela de Ray Loriga.
"Cuando me canso de uno me paso a otro. Tiendo a la ansiedad con la literatura. Cuando alguien me habla de Lope de Vega y descubro que no he leído lo suficiente me da un coraje tremendo. Lo mismo con la música. Me imagino a un médico hablándome de una obra de Sibelius que no conozco y cabreándome una barbaridad. No me gusta tener lagunas cuando se trata de los grandes", dice.
Está sosteniendo un teléfono y habla con calma. Su voz viene de lejos, pero parece estar aquí mismo. Asegura que no hay un concepto enAlmas gemelas, su último trabajo, el primero en seis años. Que no hay concepto en ninguno de sus discos. "Mis discos son mis diarios, y por eso son tan distintos, porque yo soy distinta cada día", confiesa.
Aunque sigue sin saber montar en bicicleta. "Oh, nunca he montado, y no siento la necesidad de hacerlo, la verdad. Supongo que es una especie de extravagancia", dice. Como la de no haber visto ni una sola serie de televisión. "¿True Detective? Ni siquiera he visto Los Soprano y no sé nada de Mad Men. Supongo que debería tener televisión para verlas". No le falta razón. Eso sí, tiene una tablet. En la que escucha a los Arctic Monkeys cuando le apetece.
En todos estos años el mundo de la música has cambiado muchísimo, ¿con qué te quedarías del presente y con qué del pasado?
Pues del presente me quedaría con la inmediatez. El poder escuchar un fragmento del último disco de Arctic Monkeys, por ejemplo, ahora mismo, sin necesidad de ponerme a buscar el álbum en formato físico. Y del pasado me quedaría precisamente con lo contrario, con el placer de escuchar como se merece cada disco porque, de otra manera, todo lo que hacemos los músicos, lo que hago yo misma en mis discos, me parece un derroche de energía y recursos.
¿Crees que hay más oportunidades ahora que cuando empezaste? ¿Te has preguntado alguna vez cómo lo harías si tuvieras que empezar de cero hoy mismo?
No me lo he preguntado nunca, pero supongo que quizá no tendría por qué salir de Asturias. Podría haber grabado mi primer disco allí, sin necesidad de mudarme a Madrid. En los 80, Madrid era como la tierra prometida. Hoy supongo que la tierra prometida está en cualquier parte porque puedes grabar un disco en una muy buena calidad sin salir de casa.
Tu último disco lo has grabado en Los Ángeles (EEUU), con músicos de la talla de Vangelis, ¿te exiges siempre ir un poco más allá?
Siempre. La clave es seguir la dirección que implique aventura. Es como el verdadero amante del deporte: siempre querrá ir un poco más allá. No me gustaría pensar que sigo en el mismo sitio que hace una década. Me moriría de tristeza. Y me molesta un poco cuando me dicen que ahora soy más esto que lo otro, porque no quiero tener que clasificarme, yo soy yo y punto. Cuando se cuestiona por qué canto en estilos tan diferentes siempre me digo: "¿Y qué me decís de los Beatles? ¿No grabaron una versión del Bésame mucho? ¡Es un bolero!". Por otro lado, como súper fan de AC/DC, no espero que su próximo disco sea de blues. En cualquier caso, todo eso me ha servido para reafirmarme y para descubrir que el que trata de definirte de una manera tan simple no te conoce en realidad.
¿Y lo de grabar en Los Ángeles?
Siempre intento grabar fuera. Lo necesito para concentrarme. Si estoy aquí hablo con mi madre por teléfono y salgo a tomar un té con alguien y no estoy en lo que tengo que estar. Tienes que estar atenta al mínimo detalle porque hasta ese mínimo detalle puede alterar el resultado. Es como en los conciertos. Necesito estar lejos.
¿Nunca te ha tentado el cine?
Todas las veces que me han tentado no me he visto capaz, ¡eran papeles muy extremos! Desde lesbiana batalladora a loba. Cada vez que me llamaba un director de cine me quedaba noqueada, en plan: "¿Qué están viendo en mí que yo no veo?".
¿Cantar también es actuar?
Por supuesto. Cuando cantas también actúas. Yo no soy la misma persona cuando canto Un año de amor que cuando canto Rufino. Es como meterte en la piel de otra. Con mi disco homenaje al mundo del bolero, La pasión, me pasó que tenía la sensación de estar incluso en otra época, de haber viajado en el tiempo.
¿Por qué nunca has cantado en inglés?
Es como lo de no montar en bicicleta. La verdad es que no lo sé. En mi último disco, de hecho, canto en portugués, en francés y en italiano y me encanta escuchar mi voz en otro idioma, es como si fuera otra. Respecto a lo del inglés supongo que nunca es tarde, pero de momento no entra en mis planes.
Viajas mucho, ¿cómo se ve la España en crisis desde fuera?
Se ve un poco menos dramática porque descubres que no somos los únicos. La crisis y la corrupción están en todas partes. El mismo perro con distinto collar amenaza a todos los países que nos rodean. Al principio sientes una especie de perplejidad, pero luego asumes que no somos los únicos que están pasando por este mal trago.
¿Qué opinión te merece el indie español? ¿Qué te parece que un artista como Raphael sea cabeza de cartel de un festival como el Sonorama? ¿Crees que están desapareciendo las fronteras en ese sentido?
Las etiquetas están bien para entendernos, pero una canción buena siempre será una canción buena, sea indie o no. Y las fronteras me importan un carajo, en todos los sentidos, no sólo el musical. Lo de Raphael me parece muy bien. La música es música, ¿no?.
¿Quiere eso decir que podríamos verte en un festival así?
No lo sé. Todo dependerá de si me apetece.