El periódico coruñés publica entrevista con la cantante gallega a raíz de su condecoración en Francia. La incluimos aquí:
The newspaper from Coruña interviews the Galician singer after receiving her French award. We include it here in Spanish:
LUZ CASAL La cantante gallega que ha rendido a París «Llevo desde el 91 cantando en Francia. No es una lotería»
Sus admiradas Jane Birkin y Marianne Faithfull la ovacionaron en un Teatro Châtelet entregado. La gallega más internacional se hace aún más grande en tierras galas.
Sus admiradas Jane Birkin y Marianne Faithfull la ovacionaron en un Teatro Châtelet entregado. La gallega más internacional se hace aún más grande en tierras galas.
Responde desde Francia. Acaba de llegar al hotel. La esperan para un ensayo en una televisión francesa. «Ya estaba de vuelta, pero la llamaron para un programa de una de las grandes cadenas de Francia y graba esta noche. Desde la medalla no ha parado», cuentan desde la casa discográfica Emi. La medalla es la de la Orden de las Artes y las Letras que concede el Ministerio de Cultura galo y que hace una semana recibió una pletórica Luz Casal (Boimorto, noviembre de 1958) de manos de un Frédéric Miterrand rendido a su voz. Ella, poco dada a elogios y homenajes, le quita importancia a la distinción. Pero la emoción, en el momento, pudo con ella. «Estaba preparada para recibirla, pero cuando he visto a mi familia lloriqueando me he dicho: ?¡Qué pasada!?», confesó ya con la medalla prendida en el pecho. Se la colgaron después de dos memorables conciertos en el Teatro Châtelet para presentar su último disco de boleros, La pasión, segundo que edita tras superar un cáncer de mama que la encerró durante casi un año. En la histórica sala la recibieron y la despidieron en pie, aplaudiendo a rabiar durante diez minutos, el primer ministro francés, François Fillon, y artistas como Jane Birkin o Marianne Faithfull.
-¿Por qué les gusta tanto a los franceses?
-Pues por lo mismo que les gusto a los españoles: por la música que hago, por cómo canto, me imagino, no será por cosas raras.
-Es que choca ver rendido a sus pies a un país como Francia, históricamente cerrado a los cantantes españoles, salvo a algunos cantautores catalanes...
-Yo creo que no se cierra, lo que pasa es que Francia tiene mucha música, de muchos sitios, de muchas influencias y de muchos estilos. Lo que sí es verdad es que, al tener tanto propio, no hay tantos nombres extranjeros. No hay casi italianos, sí algunos anglosajones, pero no es una cosa excesiva.
-De la música española es usted la gran representación. Y casi la única.
-Sí. La verdad es que hay poco, pero yo me lo tomo como casualidades de la vida. También llevo desde el año 91 viniendo aquí y haciendo muchos conciertos y dedicando mucho tiempo a este país, así que tampoco es que me haya tocado la lotería, vaya. En cualquier caso, para que te toque la lotería tienes que jugar.
-Su entrada definitiva en Francia fue de la mano de Almodóvar y «Tacones lejanos», igual que su primer contacto público con el bolero, con «Piensa en mí».
-El éxito fuerte, el arrollador, partió de la película, sí, que es por otra parte la de más éxito de Almodóvar en este país.
-Hace casi tres años anunció que estaba enferma. Meses después reapareció con «Vida tóxica» y ahora sorprende «La pasión», de homenaje a los boleros. ¿Cómo hizo la selección?
-Fue algo natural, lo construí con las canciones que permanecían más tiempo conmigo, las que salían espontáneamente, aquellas que contenían sutilmente algunas diferencias con los temas que ya tenía decididos. Intenté encontrar historias y sentimientos que fueran distintos, para que no quedara la sensación de que el disco es todo una misma canción. Creo que en ese sentido jugué con lo poco que conocía y con lo mucho que desconocía hasta tener la sensación de haber hecho un disco original; en cuanto a la composición, obviamente.
-¿Sabe que mucha gente se acerca ahora, con su disco, por primera vez a esos boleros?
-Es que eso me pasó a mí antes. Lo único que he hecho fue ponerlos un poco de actualidad. Pero para mí el 90 por ciento del disco son canciones que no conocía, con lo cual tienes la sensación de estar tratando y trabajando con canciones nuevas. Que se pongan de actualidad me parece además interesante porque, al ser canciones buenas, digamos que lo que haces es compartirlas con la gente que no las conocía. Les das una sorpresa y una especie de novedad.
-Los arreglos son de Eumir Deodato, que trabajó con Frank Sinatra o Björk. ¿Cómo contactaron?
-A estas alturas creo que lo que la gente sabe de mí es que no hay alguien o algo que a lo largo de mi trabajo esté impuesto por no se sabe quién. Yo asumo la responsabilidad de un disco desde el principio al fin porque la que defiende el disco soy yo y la que viaja con el disco soy yo; entonces, aunque hay mucha gente ayudándote y atiendes a sus observaciones y a sus consejos, al final trabajas con los que tienes no solo una sintonía musical y profesional, sino también humana, con quien te sientes próximo y a gusto. Y en este sentido, la participación de Eumir Deodato como arreglista le ha dado al disco un papel importantísimo, junto con el productor, Renaud Letang, porque los tres estábamos en el mismo viaje, teníamos el mismo propósito y la misma ambición de hacer de esas canciones algo actual, aunque estén grabadas en unas condiciones como si fueran los años cuarenta y cincuenta.
-Suele decir que acaba un disco y ya tiene otro en mente. ¿En qué piensa ahora?
-Y pensar así es lógico, porque en cuanto acabas una cosa ya estás empezando otra. Aunque ese comienzo no se sabe cómo se desarrolla y muchas veces lo que te parece que es una posibilidad para un próximo trabajo, a medida que avanzas te vas dando cuenta de que no, de que era una pompa de jabón y entonces encuentras otra cosa. Pero con este disco es distinto. Como aún se está editando en muchos países, y aún estamos en promoción y con conciertos, digamos que la verdad es que estoy absolutamente entregada a La pasión. Todavía no sé qué será lo que me deparará el siguiente trabajo. Ahora mismo lo único que hago es escribir cosas que se me ocurren, pero sin ninguna idea clara. No sé si lo próximo que haré será un disco en directo o un disco original, si voy a tener guitarras eléctricas, si no va a tener guitarras, si haré un disco de dance...
-Y en Francia le piden un disco en francés...
-Eso caerá por su propio peso. No se puede forzar ninguna máquina porque eso no sale bien. Y no es porque no me apetezca, pero en el caso de hacerlo tienes que dedicarle mucho tiempo y para hacer un disco en otro idioma hay que trabajarlo bien porque lo haces para ser comprendida, no para que digan que has cantado en un idioma que los propios no entienden.
-Ha comprado su casa familiar de Boimorto. ¿Tira ahora más la tierra?
-Como dice la canción Vengo del norte, «hacia el norte me iré cuando sienta que ya va llegando la hora». Galicia tira, claro. Hay ciertas cosas que son ineludibles, que tienen que ver con la esencia de uno mismo. Personalmente, no me gusta sacar las banderas para demostrar al prójimo lo que soy o lo que siento, pero si tu origen es ese y si tus raíces son esas, pues ya está, no puedes prescindir de ellas. Se es o no se es.
-¿Por qué les gusta tanto a los franceses?
-Pues por lo mismo que les gusto a los españoles: por la música que hago, por cómo canto, me imagino, no será por cosas raras.
-Es que choca ver rendido a sus pies a un país como Francia, históricamente cerrado a los cantantes españoles, salvo a algunos cantautores catalanes...
-Yo creo que no se cierra, lo que pasa es que Francia tiene mucha música, de muchos sitios, de muchas influencias y de muchos estilos. Lo que sí es verdad es que, al tener tanto propio, no hay tantos nombres extranjeros. No hay casi italianos, sí algunos anglosajones, pero no es una cosa excesiva.
-De la música española es usted la gran representación. Y casi la única.
-Sí. La verdad es que hay poco, pero yo me lo tomo como casualidades de la vida. También llevo desde el año 91 viniendo aquí y haciendo muchos conciertos y dedicando mucho tiempo a este país, así que tampoco es que me haya tocado la lotería, vaya. En cualquier caso, para que te toque la lotería tienes que jugar.
-Su entrada definitiva en Francia fue de la mano de Almodóvar y «Tacones lejanos», igual que su primer contacto público con el bolero, con «Piensa en mí».
-El éxito fuerte, el arrollador, partió de la película, sí, que es por otra parte la de más éxito de Almodóvar en este país.
-Hace casi tres años anunció que estaba enferma. Meses después reapareció con «Vida tóxica» y ahora sorprende «La pasión», de homenaje a los boleros. ¿Cómo hizo la selección?
-Fue algo natural, lo construí con las canciones que permanecían más tiempo conmigo, las que salían espontáneamente, aquellas que contenían sutilmente algunas diferencias con los temas que ya tenía decididos. Intenté encontrar historias y sentimientos que fueran distintos, para que no quedara la sensación de que el disco es todo una misma canción. Creo que en ese sentido jugué con lo poco que conocía y con lo mucho que desconocía hasta tener la sensación de haber hecho un disco original; en cuanto a la composición, obviamente.
-¿Sabe que mucha gente se acerca ahora, con su disco, por primera vez a esos boleros?
-Es que eso me pasó a mí antes. Lo único que he hecho fue ponerlos un poco de actualidad. Pero para mí el 90 por ciento del disco son canciones que no conocía, con lo cual tienes la sensación de estar tratando y trabajando con canciones nuevas. Que se pongan de actualidad me parece además interesante porque, al ser canciones buenas, digamos que lo que haces es compartirlas con la gente que no las conocía. Les das una sorpresa y una especie de novedad.
-Los arreglos son de Eumir Deodato, que trabajó con Frank Sinatra o Björk. ¿Cómo contactaron?
-A estas alturas creo que lo que la gente sabe de mí es que no hay alguien o algo que a lo largo de mi trabajo esté impuesto por no se sabe quién. Yo asumo la responsabilidad de un disco desde el principio al fin porque la que defiende el disco soy yo y la que viaja con el disco soy yo; entonces, aunque hay mucha gente ayudándote y atiendes a sus observaciones y a sus consejos, al final trabajas con los que tienes no solo una sintonía musical y profesional, sino también humana, con quien te sientes próximo y a gusto. Y en este sentido, la participación de Eumir Deodato como arreglista le ha dado al disco un papel importantísimo, junto con el productor, Renaud Letang, porque los tres estábamos en el mismo viaje, teníamos el mismo propósito y la misma ambición de hacer de esas canciones algo actual, aunque estén grabadas en unas condiciones como si fueran los años cuarenta y cincuenta.
-Suele decir que acaba un disco y ya tiene otro en mente. ¿En qué piensa ahora?
-Y pensar así es lógico, porque en cuanto acabas una cosa ya estás empezando otra. Aunque ese comienzo no se sabe cómo se desarrolla y muchas veces lo que te parece que es una posibilidad para un próximo trabajo, a medida que avanzas te vas dando cuenta de que no, de que era una pompa de jabón y entonces encuentras otra cosa. Pero con este disco es distinto. Como aún se está editando en muchos países, y aún estamos en promoción y con conciertos, digamos que la verdad es que estoy absolutamente entregada a La pasión. Todavía no sé qué será lo que me deparará el siguiente trabajo. Ahora mismo lo único que hago es escribir cosas que se me ocurren, pero sin ninguna idea clara. No sé si lo próximo que haré será un disco en directo o un disco original, si voy a tener guitarras eléctricas, si no va a tener guitarras, si haré un disco de dance...
-Y en Francia le piden un disco en francés...
-Eso caerá por su propio peso. No se puede forzar ninguna máquina porque eso no sale bien. Y no es porque no me apetezca, pero en el caso de hacerlo tienes que dedicarle mucho tiempo y para hacer un disco en otro idioma hay que trabajarlo bien porque lo haces para ser comprendida, no para que digan que has cantado en un idioma que los propios no entienden.
-Ha comprado su casa familiar de Boimorto. ¿Tira ahora más la tierra?
-Como dice la canción Vengo del norte, «hacia el norte me iré cuando sienta que ya va llegando la hora». Galicia tira, claro. Hay ciertas cosas que son ineludibles, que tienen que ver con la esencia de uno mismo. Personalmente, no me gusta sacar las banderas para demostrar al prójimo lo que soy o lo que siento, pero si tu origen es ese y si tus raíces son esas, pues ya está, no puedes prescindir de ellas. Se es o no se es.
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