Luz concede entrevista a Shangay.com. Enlace aquí y transcrito más abajo.
Luz has given an interview to Shangay.com. Link to it here and transcribed below in Spanish.
Luz, los gozos y las sombras
(6/2/14)
No pudo terminar mejor 2013, editando Almas gemelas y viendo reconocida su trayectoria con el Premio Nacional de las Músicas Actuales. Arranca 2014 con nueva gira, otra oportunidad de reencontrarse con un público que la adora.
Entrevista: Agustín Gómez Cascales
Nos recibe en un hotel madrileño que, curiosamente, se encuentra a un paso del Villa Rosa, emblemático local donde Pedro Almodóvar rodó una de las secuencias musicales más celebradas de su cine, la interpretación de Miguel Bosé/Letal, junto a Diabéticas Aceleradas, de Un año de amor en Tacones lejanos. Ni había caído en el detalle. Aunque asegura que nunca podrá olvidar el día en que grabó tanto esa versión como la dePiensa en mí. "Y eso que soy malísima para las fechas; me cuesta mucho acordarme de cuándo grabé qué disco, o incluso cuál era la portada. Es que son ya trece discos, y eso que no cuento los ‘best of' ni las ediciones para fuera... Pero nunca me olvidaré del 16 de abril de 1991. Como me pasa con el día de mi primera comunión; no me acuerdo de la fecha, tendría que calcularla, pero sí recuerdo cómo iba vestida, las veces que me cambié, lo que comimos, cómo eran los dibujos del mantel...". Asegura que le cuesta más recordar efemérides más cercanas. "Con este afán de estar siempre en el presente, lo que ya hice me cuesta recordarlo. ¿Cuándo fue mi primer concierto en el Olympia [de París]? Sé que he actuado seis veces, y tres en el Châtelet, ¿pero en qué años? A veces debo dar una impresión de caótica y de despistada... Bueno". Resignada y tranquila, vuelve al presente, en el que tan cómoda se siente.
SHANGAY EXPRESS: ¿No te agota viajar tanto como lo haces?
LUZ CASAL: No. Me encanta. Siempre me ha gustado viajar, es algo que tengo a mi favor. Y he escrito cantidad de letras en viajes, más que sentada delante de una mesa. Tengo más millas...
S.E: Incluso te fuiste a Los Ángeles a grabar tu último disco.
L.C: Primero fui en febrero del año pasado a grabar tres canciones con una colega, y después decidí volver a grabar el resto. Pillamos el estudio East West entero, que tiene en realidad tres estudios. Es espléndido, muy bien acondicionado, y estuve muy cómoda, algo que no siempre pasa cuando tienes tanto tiempo muerto. Tener buenos sofás, buenos libros para entretenerte y 500 canales de televisión ayuda. No me gusta separarme mucho de la grabación, pero en ocasiones tienes que hacerlo, para no saturarte.
S.E: ¿Disfrutas grabando fuera?
L.C: Puede parecer un privilegio, pero en mi caso es una necesidad. Por eso he grabado fuera el noventa por ciento de mis trabajos, cuando estoy fuera me concentro mejor. A contraluz, que lo grabé aquí, tardé seis meses en terminarlo [risas]. Cuando grabo fuera nadie viene a preguntarme si quiero el pescado rebozado o en salsa, o a avisarme de que me llaman por teléfono, y aprovecho más el tiempo.
S.E: ¿Has interiorizado ya este disco?
L.C: Me faltan algunas de las versiones en otros idiomas del segundo disco que incluye la edición especial. Hubo un momento en que me planteé grabar adaptaciones al castellano de las canciones italianas, francesas y brasileñas que he cantado, y que también se han publicado en la edición internacional, pero enseguida vi que sería un rollo. Suena muchísimo mejor "Mi sono enamorata di te" que "Me estoy enamorando de ti", por ejemplo. Cantar en otros idiomas te proporciona una distancia especial. Cuando me escucho en brasileño a veces me sorprendo, no parezco yo. En muchas de esas versiones he utilizado tonalidades más graves de las habituales en mí, para ser lo más fiel posible a los originales, y sueno con mucho aire. Alguna vez llego a pensar ‘Joé, qué voz más sensual'. ¡Y es la mía! Me produce cierta sorpresa. Creo que a quienes no les gusto también les sorprenderá algo escucharme en otro rollo.
S.E: Almas gemelas es inesperadamente variado, cada canción es un mundo y en todas muestras una actitud distinta como intérprete.
L.C: Por ejemplo, Vuelvo a mi lugar, que no es de esas canciones que entran a la primera, cuando la escucho parece que la cante una mujer mucho más joven que yo. Y en las dos italianas que he grabado siento que parezco una mujer mayor, más experta y de vuelta de todo, como me pasó cuando canté Un año de amor. Que tú misma, que eres la que canta, percibas esas sensaciones, es un subidón. ¿Quién canta? Siempre soy yo, pero muy metida en las historias que interpreto. Por eso, por ejemplo, decidí dejar la primera toma de No me cuentes tu vida, aunque tiene algunos defectos y no está perfecta; resulta tan carnal que decidí utilizarla. Cada canción es como una foto de las sensaciones que tuve cuando la canté.
S.E: ¿Eres consciente del atrevimiento que supone publicar grabaciones con defectos en estos tiempos en que se procura retocar las voces al máximo en busca de la perfección?
L.C: Para mí no lo es. Porque esas canciones pasan al directo, y en cualquier momento te despistas, o ves a alguien, y no llegas a determinada nota. Me pasó el otro día en un concierto: me fijé en dos mujeres que llevaban turbante, y que supe inmediatamente que estaban pasando por ‘la enfermedad' [cáncer], y justo en ese momento tenía que decir ‘este túnel tan largo' y no me salió. ¿Cómo iba a decir eso mientras las miraba? No lo hice. Prefiero la carnosidad a la perfección. GrabandoPaisajes hubo un momento en que estaba al borde de la lágrima y me salió un hilillo de voz, que también se quedó en el disco. Podía haberlo repetido, o haberlo quitado, pero no: alguien lo entenderá.
S.E: Ella y yo, con su tormentosa historia, recuerda a los clásicos que le componía Manuel Alejandro a Rocío Jurado...
L.C: En realidad, en un principio lo que estoy contando en ella es mi relación con una enfermedad, lo que pasa es que al final es como una relación amorosa entre dos chicas. Se puede entender así, y me gusta que cada cual la interprete como quiera.
S.E: Sigues nutriéndote de tus experiencias con el cáncer para componer canciones.
L.C: Aparece, pero sin darle mayor protagonismo. Ni tampoco evitándolo. Es lo que es, utilizo mis experiencias y mis circunstancias. En el caso de Ella y yo, el principio "Entre el saber y el sentir, la verdad de la vida" lo tenía escrito desde 2007 [año en que le diagnosticaron su primer cáncer de mama]. Suelo apuntar las cosas, porque si no a veces no sabes si una melodía o una letra la has compuesto sola o con alguien [risas]. Anoto los detalles para tenerlo todo claro. Tengo muchas libretas guardadas, aunque tiro cantidad.
S.E: ¿No deberías guardarlas, para que formen parte algún día de un museo en tu honor, o para hacer feliz a un coleccionista?
L.C: Bueno, cuando ya no esté aquí que hagan lo que quieran con ellas... Sé que hay gente que se moriría por tener cosas mías, y por eso guardo muchas. Guardo la ropa y guardo los amigos, soy de tirar poco. Por eso no me gustan las bolsas de plástico que se utilizan para tirar [risas].
S.E: ¿Cómo se componen desde un lugar sereno y feliz letras sobre el desamor y la infelicidad?
L.C: Porque aunque esté feliz y tranquila tengo siempre un ‘bulle bulle' enorme. Vivo mi vida pero a la vez tengo muy presente la de los otros. Soy bastante observadora y fabuladora; supongo que tiene que ver con haber sido hija única y parte de una familia pequeña. Desde pequeña me creé en mi habitación un mundo propio y empecé a imaginar las historias de los demás, y es algo que he seguido haciendo. Y después tengo capacidad para, eso que me he imaginado, sentirlo. Y lo siento, pero de verdad. Jamás en mi vida he grabado una canción que no sintiera. Jamás. Y eso te da una gran satisfacción.
S.E: ¿Hay ocasiones en que procuras no sentir tanto?
L.C: Sí, muchas veces noto un desgaste enorme, me da la sensación de que mi cuerpo podría convertirse en algo muy pequeño de lo desgastadita que estoy. Últimamente tengo a menudo esa sensación de que no doy más de mí... Pero, chico, duermo media hora y me recompongo [risas]. Emocionalmente me canso más que físicamente, y para eso no hay fármacos. Sé que parezco muy fuerte, pero paso ratillos regulares.
S.E: ¿Eres capaz de poner el piloto automático si en concierto te sientes desgastada?
L.C: Yo eso no sé cómo se hace, no lo aprendí. ¿Cómo puede un intérprete cantar con piloto automático? Bueno, los habrá, como en todas las profesiones... Pero cada vez que yo digo ‘si tienes un hondo penar' lo digo de verdad, y si canto ‘besaré el suelo' siento que lo estoy besando, si no físicamente, mentalmente. Y si te digo ‘vete de aquí' a veces incluso veo la imagen.
S.E: Podrías dedicarte a cantar siempre baladas, boleros y versiones, pero canciones como Otro tiempo indican que todavía tienes ganas de arriesgar.
L.C: Mis inquietudes musicales no me van a permitir nunca quedarme estancada. Cuando el exitazo de Piensa en mí todo el mundo estaba erre que erre con que tenía que hacer un disco de boleros, y lo saqué dieciocho años después... Otro tiempo no será la mejor canción del álbum, si me apuras es la más rara, pero necesitaba tener la sensación de que con ella iba hacia un sitio que desconocía, sin saber en qué iba a quedar. Para mí la aventura es imprescindible en la vida, y en lo musical, más.
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